Imagínate esto: una noche cualquiera, en el frío y tranquilo aislamiento de lo que solía ser una
emisora de radio, se capta una señal enigmática. Galen, el ameno escriba y guardián de señales perdidas, recibe esta interferencia peculiar. Cuando se sintoniza más nítidamente, la señal antigua no solo lleva consigo los ecos de una banda de rock de la era pre-apocalíptica, ¡sino también a alguien pidiendo un pedido de pizza completa con queso extra y masa fina!
Estamos hablando de una transmisión perdida en el tiempo que, de alguna manera, ha conseguido abrirse paso a través del espacio-tiempo, o al menos eso creemos en nuestro alegre Halloween post-nuclear. Los rumores dicen que esta señal había estado vagando, rebotando en cada antena oxidada que encuentra, muriendo y reanudándose como un vagabundo espectro electromagnético.
Ahora, antes de que pienses que solo es un bromista del Yermo con mucho tiempo libre y una grabadora de cinta vieja, escucha esto. Los restos de tecnología de comunicaciones suelen jugar malas pasadas.
Sabemos que la era pasada estaba llena de frecuencias todavía resonantes, y algunas se quedaron atrapadas en bucles sin fin, como la historia de esa chica que dejó un mensaje de voz y sigue esperando una devolución de llamada desde el cráter del olvido.
Pero ah, esto de la pizza es diferente. Se especula que podría ser una campaña publicitaria súper secreta de una pizzería olvidada cuyo aroma atrajo a clientes incluso a través de los confines del apocalipsis. O era simplemente un bromista del pasado que, sin querer, exportó su pedido socialmente lejano al futuro.
¿Quién sabe? Quizás los necrófagos y supermutantes se den una tregua y se sienten a la mesa para disfrutar de una Margherita antes de continuar con su destructiva jornada.
Esto es lo hermoso y lo extraño del Yermo, la magia inexplicable que ronda cada choque de interferencias y cada silbante eco en las transmisiones de una noche estrellada. Recuerda amigo oyente, en el Yermo, cada interferencia es un recordatorio que incluso en los tiempos de antaño, la humanidad aún anhelaba un bocado caliente de normalidad, incluso cuando todo se desmorona a su alrededor.
Así que, la próxima vez que estés girando el dial, buscando sintonizar algo de música decente entre las tormentas de radiactividad, ten presente que quizás, solo quizás, esa señal crepitante que escuchas provenga de alguien en el pasado que simplemente deseaba su dosis de felicidad en forma de rebanada de pizza. Y quién sabe, ¡puede que sea tu vecino de setenta años de hace tan solo unos días o una voz lejana pidiéndonos, a nosotros, un poquito de atención!
¡Mantente en sintonía, y como siempre, mantente a salvo o al menos lleno de queso derretido!
¡Espero que te diviertas compartiendo esta historia con tus oyentes del Yermo! Con un poco de humor post-apocalíptico, seguro que captará su atención.