En medio del irradiado y desolado paisaje del Yermo, donde los mutantes son más comunes que las flores, se ha celebrado el certamen de belleza más peculiar que puedas imaginar. La esperada elección de Miss Wasteland 2297 tuvo un giro inesperado este año al coronar como ganadora a una humilde pero elegante representante: una cucaracha con sombrero de copa.

La participación, según los organizadores, alcanzó cifras récord. Asistentes de todos los rincones del Yermo se congregaron para ver quién se llevaría el codiciado título en un año particularmente competitivo. Las expectativas eran altas, con muchas caras conocidas y ganado mutantes entre los contendientes. Pero, en un giro de trama digno de ser recordado, fue esta diminuta mutaracha quien cautivó no solo a los jueces, sino al público entero.

«Nunca subestimes la elegancia ni el porte. Este trofeo demuestra, de una vez por todas, que la belleza no está en el ojo del espectador, sino en el irracional amor por los sombreros de copa,» declaró un emocionado entomólogo local.

Su discurso de aceptación fue un tanto inusual. Como era de esperarse, no hubo palabras, pero sí un concierto de clics y pequeños crujidos que resonaron en la sala, causando un eco profundo que resonó en el corazón de aquellos lo suficientemente valientes para asistir al evento. Algunos especulan que este «discurso» será memorizado y reproducido por generaciones futuras como una obra de arte del lenguaje corporal y el arte auditivo del Yermo.

La participación de la cucaracha en el certamen ha abierto un debate sobre la diversidad en estos eventos posapocalípticos. Algunos lo ven como un progreso hacia la inclusividad, mientras que otros insisten en que los participantes deben tener al menos capacidades mínimas de comunicación verbal. Sea como sea, la pandemia de bonetes a mitad de precio se siente en las tiendas del Yermo.

Hay quienes creen que este evento es solo el comienzo de un nuevo renacimiento cultural en el Yermo, donde, en ausencia de las formas tradicionales de entretenimiento y arte, las pocas criaturas sobrevivientes buscarán nuevas vías para expresarse y encontrar belleza en la devastación. Otros, más prácticos, ven en la victoria de la cucaracha una llamada a la adaptación: en un mundo donde la especie humana ya no tiene el monopolio de la creatividad, quién sabe qué otra criatura puede dar el siguiente gran paso en el escenario de la fama.

No obstante, en una tierra donde la guerra nunca cambia, la única seguridad es que siempre habrá sorpresas. ¡Aquí, en Radio Rad Yermo, seguiremos de cerca todos los desarrollos de este peculiar certamen y más! ¡Mantente sintonizado!

Así que, queridos radioyentes, que quede en el recuerdo: no importa cuán impresionante, espeluznante o simplemente memorable pueda ser el espectáculo, siempre habrá lugar para un poco de asombro y gracia en el Yermo. ¡Y nunca, nunca subestimes el poder de un buen sombrero!

Nos escuchamos en la próxima edición, donde os traeremos más historias extravagantes del Yermo.