¡Bienvenidos radioescuchas de Radio Rad Yermo! Soy Rex Reverber, y hoy les traigo una historia que tiene tanto de sorprendente como de absurda. Así que pónganse cómodos mientras exploramos el relato de una cabra con dos cabezas que ha aprendido a votar y reclama su derecho.

En un rincón poco conocido del Yermo, vive una cabra que ha logrado lo inimaginable. No solo nació con una peculiaridad que desafía a cualquier capricho de la naturaleza —dos cabezas—, sino que además, ha alcanzado un nuevo hito en comprensión cívica: ¡ha aprendido a votar!

Este sorprendente evento fue observado por una comunidad de sobrevivientes que viven cerca de las ruinas de una antigua biblioteca. Al parecer, la cabra, a la que se ha denominado Gin y Tonic, pasó sus primeras semanas de vida merodeando entre los destartalados tomos que yacen en ese lugar. Se especula que, de alguna manera, esos textos han dotado al animal de una comprensión del sistema democrático suficiente para exigir su participación en las votaciones comunitarias.

Los habitantes del asentamiento, que en su mayoría lo tomaron como una curiosa broma al inicio, ahora enfrentan un dilema moral y legal en sus manos: ¿debería Gin y Tonic tener derecho a votar? Algunos argumentan que, dado su evidente entendimiento, no sería más absurdo que algunas de las otras decisiones que suelen formarse en las mociones colectivas. Otros creen que esto sienta un precedente que podrían llegar a lamentar. Al fin y al cabo, si la cabra vota, ¿dónde trazarán la línea?

Un momento conmovedor ocurrió cuando Gin y Tonic se acercó al podio improvisado y, en un acto inesperado de simbolismo animal, tocó con ambos hocicos un antiguo folleto electoral, como quien ofrece con ello su voto doble. Los espectadores, aunque incrédulos, no pudieron evitar aplaudir al ver la decisión concertada de las dos cabezas del animal.

Más allá de las risas y chistes que esta situación ha traído al Yermo, también ha abierto un debate más profundo sobre los derechos y el papel de los seres inteligentes no humanos en una sociedad postapocalíptica. Si una cabra puede aprender a votar, ¿qué otros límites estamos pasando por alto en nuestro concepto de igualdad volitativamente falible entre especies?

La historia de Gin y Tonic ha comenzado a recorrer las zonas del Yermo cual tormenta de mediática y ya está siendo utilizada por algunos dirigentes de clanes como ejemplo extremo de un compromiso participativo. Esperamos ansiosos por ver qué novedades nos traerá Gin y Tonic en su próxima intervención cívica.

Así que, queridos oyentes, ¿qué opinan ustedes? ¿Debería Gin y Tonic poder votar? ¡Sintonícenos la próxima vez para más historias inspiradoras y quizá un tanto estrafalarias desde el Yermo!

Y eso es todo por hoy, amigos. Gracias por acompañarme en Radio Rad Yermo, donde la realidad es a veces más extraña que la ficción. Soy Rex Reverber, y les deseo buena suerte allá fuera. ¡Hasta la próxima!