En las vastas y desoladas extensiones del Yermo, donde la única constante es la incertidumbre y el peligro acecha en cada rincón, a veces surgen noticias que desafían incluso la lógica del páramo radiactivo. En esta ocasión, un inusual avistamiento ha capturado la atención de los habitantes del Yermo: un superviviente asegura haber visto una nube con forma de Elvis.
Jake, que lleva años deambulando por este mundo desolado, sostiene que la forma apareció al atardecer, justo cuando el sol se oscurecía bajo las nubes cargadas de radiación. «Era él, no hay duda», afirmó Jake con una mezcla de asombro y nostalgia en sus ojos cansados. «La nube tenía esas patillas y el peinado, igualito que Elvis. Casi puedo escuchar ‘Jailhouse Rock’ en mi cabeza mientras miraba esa obra maestra del cielo.»
Las reacciones en los asentamientos cercanos han sido variadas. Algunos creen que es un presagio de buena suerte; después de todo, en un mundo donde cada día puede ser el último, aferrarse a los signos de esperanza, no importa cuán insólitos sean, puede ser una cuestión de supervivencia. Otros lo ven como una simple ilusión derivada del agotamiento y la constante exposición a la radiación.
Ralph «Doc» Cartwright, un comerciante de la localidad de Junk Junction, que ha sobrevivido a lo peor del mundo postnuclear, tiene una teoría diferente: «No es raro que las nubes en el Yermo adopten formas extrañas. La radiación afecta todo de maneras que no comprendemos del todo. Para mí, es solo otra calcomanía cósmica en el parabrisas roto de la vida.»
Por supuesto, no faltan las teorías más excéntricas. Un grupo de culto local, los «Seguidores del Rey», afirman que este avistamiento es una señal de que Elvis ha regresado como un benevolente espíritu guía del Yermo. Predican que su aparición es el inicio de una nueva era donde el ritmo, como ellos lo describen, será el salvavidas de la humanidad.
Mientras tanto, Jake continúa su viaje, con una actitud más animada y una historia nueva que contar en las fogatas junto a sus compañeros supervivientes. «No sé si fue real o solo un truco de mi mente, pero me hizo sentir bien. En este mundo roto, una pequeña chispa de alegría es todo lo que necesitamos para seguir adelante.»
Entonces, ¿fue una intervención divina, un capricho de la meteorología radiactiva o simplemente una alucinación inducida por el calor? Como en muchas historias del Yermo, tal vez nunca lo sepamos. Pero, ciertamente, ha dado a sus habitantes algo de qué hablar y quizás, un poco de paz, aunque solo sea por un momento.
En este desierto hostil, lleno de horrores y maravillas, la esperanza puede tomar las formas más sorprendentes, incluso la de un ícono perdido hace siglos. Así que, para aquellos que aún buscan un destello de humanidad en el caos, Elvis puede haberse ido hace mucho tiempo, pero en el Yermo, quizás, solo quizás, su espíritu siga vagando entre las nubes.