¡Un supermutante abre una guardería!

Hola, criaturas irradiadas del páramo. Les escribe Rex Reverber, su locutor favorito y sobreviviente profesional, con una historia que podría hacerte llorar… si todavía te quedaran glándulas lacrimales funcionales.

Prepárense para conocer a un gigante que ha decidido cambiar su destino de triturahuesos errante por el noble arte de la educación infantil. Su nombre es Tinky, y aunque su tamaño asusta más que una estampida de brahmin con flatulencias, su corazón parece más grande que su bíceps izquierdo… y eso es mucho decir.

De ferretería arrasada a cuna de esperanza

Todo comenzó en las ruinas carbonizadas de una ferretería llamada “Clavo y Martillazo”, donde Tinky, tras años de deambular gritando “¡Aplastaaaaar!”, tuvo una revelación al encontrar un libro de preescolar ilustrado entre los escombros.

“Tenía dibujos de niños felices… y herramientas. Sentí cosas. Cosas raras. Como no ganas de morder,” declaró Tinky, visiblemente emocionado mientras arreglaba una trona con tres clavos, cinta adhesiva y su dedo meñique.


Una guardería muy especial

En la guardería “Mini-Mutis”, como la ha bautizado, Tinky enseña a los niños habilidades fundamentales para el Yermo, como:

  • Clavar clavos sin clavar compañeros.

  • Gritar con autoridad, pero sin herir sentimientos.

  • Identificar hongos comestibles… y los que gritan al morderlos.

  • Jugar a “quién encuentra la rata menos radiactiva”.

  • Taller de motricidad fina con casquillos de munición vacíos.

Además, Tinky ha impuesto una regla de oro en el aula:
“¡Aquí no se come a los compañeros!”
Una norma que, según los padres, ha sido difícil de implementar en algunos niños ferales.


Testimonios de padres agradecidos

“Desde que va con Tinky, mi hija solo golpea cosas con intención educativa,” dice Mirna, madre de Karrie, una niña de tres años con cola mutante.
“Antes gruñía al comunicarse. Ahora articula frases como ‘Este martillo es mío, comparte el tuyo’. ¡Estoy tan orgullosa!”

Incluso un grupo de ghouls ancianos del refugio cercano han solicitado un programa de voluntariado en la guardería. “Queremos ayudar a que las nuevas generaciones aprendan a no matarse… por lo menos antes de los diez años.”

Un modelo a seguir

Tinky no solo ha demostrado que hasta un supermutante puede ser cuidador, sino que ha desatado un movimiento de pedagogía postapocalíptica. Se rumorea que la Hermandad del Acero ya lo considera “potencial mentor no hostil”, lo cual es un milagro en sí mismo.


Rex Reflexiona:

“En el Yermo, donde la ternura se oxida más rápido que una Nuka-Cola sin chapa, que exista un lugar como Mini-Mutis… es un recordatorio de que todavía queda algo de humanidad, incluso en los que nunca fueron humanos del todo.”


Así que ya sabéis, moradores del caos y el óxido: si oyen risas infantiles, gritos cariñosos y el sonido rítmico de martillazos pequeños, no huyan… probablemente estén cerca de la guardería de Tinky.

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